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Puente Colonial el Peral

Puente Colonial el Peral

El Puente Colonial “El Peral”, formó parte del proyecto más ambicioso – en materia de ingeniería- llevado a cabo por la Monarquía Hispánica en sus dominios de Ultramar: el Canal San Carlos.

Desde los albores de la Conquista, surgió la necesidad de construir un canal que tomara las aguas del Río Maipo y las dirigiera hacia Santiago, para  aumentar el caudal del Río Mapocho, y de esta forma regar efectivamente sus valles. No obstante, este proyecto no se materializó, debido principalmente a la carencia de fondos de las arcas reales.

Durante el siglo XVIII, se sucedieron un serie de proyectos, tanto del gobierno como particulares, para emprender la construcción del acueducto, los cuales no fructificaron. En 1772, se volvió a retomar su construcción, debido a la sequía que afectó ese año a la capital, pero una mala planificación motivó la suspensión de las obras, generando grandes pérdidas económicas al Cabildo de Santiago.  

En las postrimerías del Siglo XVIII, arribo al Reino de Chile el ingeniero español Agustín Caballero. Sus primeras obras fueron: la conclusión del camino entre Santiago y Valparaíso, la reorganización de las acequias de La Serena y Santiago. Tras el Fallecimiento del célebre ingeniero Joaquín Toesca, Caballero debió asumir los trabajos que quedaron inconclusos, entre los cuales estaban: la Casa de Moneda –actual Palacio de la Moneda- y los Tajamares del Mapocho. A su vez, dirigía la cátedra de ingeniería en la Academia de San Luis, formado a los primeros ingenieros graduados en Chile.

En 1799, la real Audiencia determinó emprender la canalización del Río Maipo, encomendado al ingeniero Agustín Caballero la prosecución de esta obra. Se había logrado del financiamiento por medio de la vía impositiva, lo que auguraba un inminente inicio de las faenas. Sin embargo, las directrices del gabinete en Madrid vendrían a truncar ese designio, ya que por medio de Real Orden expedida por Carlos IV, se estipula que Caballero debía dirigirse a la brevedad hacia Panamá, en donde tomaría la dirección de la fortificación del presidio de dicha ciudad.

Solo en 1811 se prosiguieron las faenas, esta vez bajo la dirección de Joaquín Gandarilla y Domingo de Eyzaguirre. Cuando se había logrado cierta regularidad en su constitución, la inestabilidad política provocada por la crisis que experimentó la Metrópoli y el desencadenamiento de la Guerra de Independencia, significaron una nueva la paralización de las obras.

La consolidación de la Independencia del país permitió que retomaran las obras de canalización. El director Supremo Bernardo O’Higgins, designó a Domingo de Eyzaguirre como “intendente del Canal San Carlos”, quien reanudó con mayor entusiasmo y energía los trabajos. En 1820, tras dos años de arduo esfuerzo se vieron coronados por la conclusión e inauguración de las obras.

La data del “Puente Colonia el Peral” se estima entre 1810 y 1820, siendo su autor Intelectual Agustín Caballero, ya que se conservó el diseño que realizó para los puentes que reemplazarían a lo largo del Canal. La relevancia histórica de este puente radica  en ser un vestigio de los antiguos trazados y caminos utilizados en el periodo colonial, que conectaba a Chile con Mendoza, siendo esta la principal ruta de comercio de los Andes.

A su vez, por este puente pasaron célebres figuras, tales como Manuel Rodríguez, el Ejército Libertador al mando de San Martín y Bernardo O'Higgins, el naturalista inglés Charles Darwin y el científico francés Claudio Gay, entre los más connotados.

El 2014, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) declara al Puente Colonial como Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico. Por su parte, la Municipalidad de Puente Alto ha emprendido un proyecto de rescate patrimonial de este monumento arqueológico nacional, en el cual se enmarca la construcción del Parque Tobalaba y las Rutas Patrimoniales destinadas a los vecinos, que tienen al Puente El Peral como su principal hito.